Falacias y Falacios

Hablando con una conocida sobre la Expo del 2008, ella me comentaba que le parecía “una merienda de negros” previamente planificada; un festín al que pocos están realmente invitados y del que, como viene siendo habitual en esta región, se sacará poco provecho colectivo. Ocurre que, a veces, por estar en el lugar adecuado y rodeada de la gente adecuada, dispones de una información privilegiada sobre cómo funcionan los asuntos a altos niveles de decisión política y económica y lo único que obtienes con ello es un estado de indignación monumental.

¿Es mejor no saber? Quiero decir, ¿es mejor ese estado SOMA de no ir más allá de la satisfacción de tus necesidades elementales (que no son pocas hoy en día)?

Y lo que me preocupa más, ¿de dónde viene mi indignación?: ¿De mi moral? ¿De mi ambición? ¿De mi envidia?

Arrieros somos…