Bocas complacientes, orejas agradecidas
Le estaba contando a mi marido el contenido de la charla que Adolfo Dominguez tuvo en el "desayuno de trabajo" con mujeres empresarias el viernes 10 de noviembre en Huesca. Según me contaron, yo no pude asistir, él reiteró una y mil veces la necesidad de cultivar la intelectualidad y el pensamiento ético y filosófico. Afirmó que le encantan los pensadores de la época romana y que "Los pensamientos de Marco Aurelio" son ideales para tenerlos en la mesilla y antes de acostarse, escoger uno y llevárselo a los sueños.
Ante esto, mi marido me dijo algo así como "ese hombre sí que es inteligente porque sabe lo que su público quiere oir". Es decir, su idea es que si la firma AD tiene un mercado objetivo compuesto por mujeres profesionales liberales, emprendedoras y con gusto por la elegancia discreta y sobria este discurso les va al pelo ya que frases como "lo que hay que hacer es enseñar el escote" o similar no serían muy bien acogidas.
Bien, comparto que el marketing se encuentra hasta dentro de nuestro espacio más intimo y que de cierta forma nuestras elecciones (hasta en la moda) están condicionadas por nuestros caracteres y características como seres sociales y culturales. En cualquier caso, seguiré prefiriendo esto a que me intenten convencer que los más in son los dichosos pantalones pitillo y no, no tengo acciones en AD ;P.
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