Derechos y obligaciones

Leo que dice uno de los abogados más prestigiosos del país que hoy en día los jóvenes te piden tener el viernes por la tarde libre y que si no se lo concedes, pareces ir contra los derechos humanos. Me resulta a la vez familiar y ajena esta afirmación porque si bien entiendo que la cultura y el derecho al ocio forma parte de la marca propia de mi generación, también a mi alrededor hay gente que trabaja muchísimas horas y que sacrifican incluso tiempo de sus vacaciones por el bien de su empleo (o empresa). En ese sentido, esta afirmación me resulta extraña en cuanto a que conozco la dependencia que se crea cuando la necesidad de trabajar (ssobrevivir) es incuestionable.

La conciliación familiar (y entendamos aquí como "vida personal" en general) y laboral debe estar basada en la flexibilidad pienso. Es decir, establecer un ambiente laboral de confianza en el sentido de que la organización sea capaz de conceder tiempos cuando la persona los necesite porque sepa que cuando la dinámica del trabajo lo exija, esa misma persona también concederá su tiempo si es necesario. Es una cuestión de reciprocidad en definitiva y de identificación y responsabilización con la misión de la organización; de entender el trabajo como parte de una realización personal, como una corriente mutua de satisfacciones no sólo económicas... y sobre todo de que la organización conciba que sus empleados no son elementos integrantes de la empresa sino capital humano de la misma.