Mundo Cultura

...el lugar desde el que miro mi mundo, asombrada, como siempre...

jueves, agosto 09, 2007

Catimini

Esto de ser mamá primeriza tiene un matiz de "explorador de nuevo mundo" que desconocía, claro.
Todo un mundo de accesorios, ropita, sillas, carros, pruebas diagnósticas, manuales de lactancia, preparación al parto,... La parte más divertido sin duda es la de la ropita. Me lo paso pipa husmeando entre los pequeños colgadores, perchas y estanterías de las secciones infantiles de los almacenes o en las tiendas especializadas.
De estas últimas tengo mis preferencias y una de las que lleva ventaja a las demás en la carrera de mis favoritas es la que sirve de título a este post. Me encantan los colorines y ese estilo entre hippie, campestre y desenfadado. Los niños parecen duendecillos con los gorritos y las chaquetas de lana con estampados de flores y animales.

Como siempre, lo malo es el precio... es increíble que un poncho que parece de juguete cueste como una de mis mejores cazadoras.

¿Nos podremos resistir?

Las botas de agua rojas

Laura Pequeña, con tres o cuatro años, se entretenía muchos ratos mirando un libro sobre la maternidad con el que su mamá le dejaba enredar porque tenía muchas fotos de mamás con niños, de niños sueltos, etc. En una de esas fotos salía un niño que tenía unas botas de agua rojas.
"Tener unas botas de agua rojas es lo más maravilloso del mundo" pensaba Laura Pequeña. "Si yo tuviera unas botas de agua rojas las llevaría todo el tiempo, no me separaría nunca de ellas y seguro que me hacían llegar mucho más lejos que el gato con botas que llevaba botas también; lo que más quiero en este mundo es unas botas de agua rojas".
Harta de cantinelas, mamá compró unas botas rojas de agua para Laura Pequeña.
¡Y miren donde ha llegado!

Pesando en la balanza del amor....

"El fallo positivo anunció que el virus que navega en el amor avanza soltando velas aplastando las defensas por tus venas. Me prohibiste toda pasión sin dar ninguna clase de razón porque sabías que yo no haría caso alguno de la precaución Pesando en la balanza del amor la ciencia y la conciencia, fue tu condena un nudo de dolor, estúpida sentencia, y es que tú eres lo que más quiero y sin ti la vida es un cero. La ignorancia de los demás vestida de puritana y de santa moral hablaba de divino castigo, y la vergüenza al que dirán te empujó hasta que colgabas al final tu cuerpo de una cuerda en el desván ahogando los sentimientos y muchos momentos más de amar."
Esta canción siempre me ha puesto los pelos de punta y los ojos de agua.

Respeto

Solo se respeta lo que se valora.
Esa es la idea que intento transmitir a todos los padres que, preocupados por las relaciones con sus hijos (adolescentes normalmente), acuden al servicio.
Lo veo continuamente, únicamente del amor entendido como capacidad de apreciación limpia de las cosas puede surgir el respeto. El amor por la diferencia, por las personas, por el mundo y por la vida. Eso es algo que se debe transmitir desde la estancia en el útero si se me apura. El amor por la vida; el saber apreciar los colores, las calles, los olores. El amor por la gente; en su sentido más general, como potenciales maestros de algo que pudiera interesarnos o simplemente por compartir un mismo espacio en la tierra.
Estoy hablando de respeto en relaciones interpersonales, que no se me interprete en un plano católico del "todo vale" o "todo se perdona". Estoy hablando del respeto hacia la familia, hacia los padres, hacia los hijos, hacia tu pareja, hacia tu casa, tu cuerpo y tu forma de vida.
Respeto como valoración, como un punto de admiración, de orgullo por lo propio.
Tenemos que querernos más... MÁS LIBROS Y MÁS MIMOS.

miércoles, agosto 08, 2007

Como una mala película de las 15.30...

...empieza a parecer la historia de la preciosa niña que desapareció en Portugal. Ahora resulta que los sospechosos son los padres. La realidad puede ser aún más increíble que la ficción. Cambiaría de canal si una peli de sábado a las 15.30 tornara en una historia tan truculenta. Lo malo de todo esto es que aunque apague la televisión, no esta dejando de suceder.

"Constipadetten"

Los aires de cambio de las vacaciones me han traído un constipado.

Así, pisé de nuevo mi ciudad intentando descubrir secuelas de Berlín por los rincones. Siempre me ha gustado el turimo de "gran capital" y Berlín era un asunto pendiente en mi lista. Ahora sólo puede ser tachada a medias porque me muero de ganas de volver. Para la próxima llevaremos una nueva acompañante (a papá y a mamá nos encantará pasear por Tiergarten contigo Lucía).

Me gusta capturar nombres y momentos... en particular me quedo con un café encantador cerca de un mercadillo de Mitte y un museo escondido en un barrio residencial.

Si Berlín fuera una palabra sería "oportunidad".