Mundo Cultura

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martes, mayo 23, 2006

Como cerdos al matadero

Leo en el último semanal del Heraldo que se está poniendo de moda en las pistas de baile con el nombre de "Special K", "vitamina K" o "kit kat", la ketamina, una sustancia que se usa para adormecer a los cerdos en el trayecto al matadero.
La ketamina tiene tres efectos, según la dosis ingerida: produce ganas de bailar, una reflexión introspectiva o la sensación de abandonar el propio cuerpo.
A primera vista creo que los tres efectos son deseables para cualquier persona que busque en el ocio nocturno una forma de evasión y/o diversión. Yo misma buscaba esto en mis épocas más jovenes y nocturnas y no dejaba de parecerme un rito magnífico y tribal pintarme con las pinturas de guerra y salir a bailar celebrando el no time, no space del fin de semana.. el trapecio de los cinco días en ocasiones es duro de llevar.
Todas las culturas mágicas que he estudiado cuentan con ritos de trance como modo de alcanzar algo, como instrumento hacia un fín deseable por la comunidad y legitimado por ella: la lucha personal, la victoria, la unión.. Todas estas culturas que se denominan primitivas tienen un proceso de entrada y de salida a la sustancia, no se trata de un coqueteo repetido periódicamente dos días a la semana y se introduce a la persona de manera acompañada por un experto que le guía en su viaje y le acompaña en la llegada. La fuerza simbólica de estas ceremonias es inmensa y cohesiona al grupo que las mantiene.
No me aprece que lo que ocurre en nuestras pistas de baile sea algo parecido por mucho qeu algunos escritores afirmen lo contrario, el objetivo de la ceremonia no es grupal, es individual. El hombre mágico no busca aislarse, busca alcanzar un grado de mística que le comunique con el alma colectiva y esto no ocurre en la rave por mucho que quieran convencerme...demasiadas almas solas.

1 Comments:

  • At 6:33 a. m., Blogger Alfonso Romay said…

    Son consecuencias de esa cultura de diversión inmediata que reina por ahí. Somos los reyes del gusto efímero, del "todo vale", del YO por encima de los demás...

    Sigo pensando que, a diferencia de lo que piensan muchos padres, la educación no se recibe en el colegio, sino que empieza en casa. En el colegio recibes aprendizaje, no educación. La gente carece de los valores más básicos.

    El gran problema es que cada vez pasamos menos tiempo con nuestros hijos: la conciliación se hace necesaria, no sólo como posibilidad de disfrutar del ocio, sino como experiencia sociológica. De ese depende la buena salud (mental) de nuestros hijos.

     

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