Natacha Kampusch
Me gustaría saber cuántas personas en el mundo además de nosotros estaban teniendo anoche la misma conversación durante la cena. Una conversación que girase en torno a la chica de Viena que estuvo 8 años secuestrada y que apareció en la televisión asombrando al psicólogo más pintado con su estado y sus afirmaciones.
Es difícil imaginar cómo reaccionarías de ocurrirte algo así pero algo debe haber de colectivo en el pensamiento occidental cuando a todos nos asombra que alguien pueda hacerlo con entereza y fuerza. Un ataque al más puro estilo exorcista (con giro de cabeza incluído) hubiera sorprendido menos que verla con esa estampa serena.
Desde ayer he podido oir mil y una versiones sobre el asunto: que si es un disfraz que se ha hecho ella misma como defensa, que si eran amantes y se cansó de él, que si en realidad no era un secuestro... y por supuesto mil y un diagnósticos de intervención: que la internen para siempre, que la dejen en paz, que le pongan un programa de TV...
A mí simplemente, me gustaría hablar con ella.
Es difícil imaginar cómo reaccionarías de ocurrirte algo así pero algo debe haber de colectivo en el pensamiento occidental cuando a todos nos asombra que alguien pueda hacerlo con entereza y fuerza. Un ataque al más puro estilo exorcista (con giro de cabeza incluído) hubiera sorprendido menos que verla con esa estampa serena.
Desde ayer he podido oir mil y una versiones sobre el asunto: que si es un disfraz que se ha hecho ella misma como defensa, que si eran amantes y se cansó de él, que si en realidad no era un secuestro... y por supuesto mil y un diagnósticos de intervención: que la internen para siempre, que la dejen en paz, que le pongan un programa de TV...
A mí simplemente, me gustaría hablar con ella.
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