Mundo Cultura

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viernes, junio 09, 2006

El factor padre

A partir de una reseña en Tendencias 21 llego hasta The father factor, libro de un psicólogo estadounidense que plantea la importancia de la figura paterna en el desarrollo del mapa mental que sobre el trabajo tienen las personas. Esto significaría que las actitudes profesionales que rigen nuestra vida laboral estarían marcadas por el aprendizaje que sobre el tema adquirimos de nuestro padre puesto que en la distribución simbólica por género de acciones y roles es en esta figura donde se deposita todo aquello vinculado al desarrollo profesional.

Stephan B. Poulter define además cinco estilos paternos en cuanto a la transmisión de valores,principios,comportamiento, objetivos, etc en torno al mundo del trabajo:

El padre super-triunfador: La visión de una meta máxima podría provocar en los hijos una presión que impidiera el desarrollo normalizado de la vida laboral, minimizando los éxitos y exaltando los fracasos. Esto me recuerda algo que leí hace poco, no recuerdo donde, que hablaba de cómo los hijos de padres perfeccionistas tienen mayor índice de padecimiento de trastornos alimentarios como consecuencia de la necesidad sentida de perfección y la presión - frustración que esto lleva añadido.

El padre bomba de relojería: El estado permanente de alerta en el que se encuentran los hijos de un padre siempre a punto de estallar desarrolla una capacidad de observación y análisis de los demás pero con la base del temor y la inseguridad, lo cual actúa en detrimento de lo positivo que pudiera tener dicha capacidad de empatía en el terreno de las relaciones humanas (recursos humanos).

El padre pasivo: La pasividad genera incapacidad de adaptación en cuanto supone la anulación o suspensión permanente de las necesidades personales. En todo tipo de relación (incluidas las de trabajo) una respuesta pasiva ante un conflicto supone que para el que mantiene esa respuesta prevalece el mantenimiento de la relación por encima de la satisfacción personal de los intereses propios pero a la larga esto no genera sino frustración y acumulación de “deudas a cobrar”.

El padre ausente: La ausencia de la figura paterna hace difícil el posterior reconocimiento de la autoridad masculina (jefes) en otros ambientes y la propia configuración de la identidad personal con respecto al lado masculino.

El padre mentor/clemente: Con un padre de este tipo el futuro adulto se siente respaldado en sus decisiones, consciente de los fallos y los riesgos pero con el suficiente coraje como para emprender un proyecto. El riesgo y desafío en este caso es no generar cierta dependencia en el consejo en momentos de incertidumbre.

Hacer consciente la influencia de papá sobre uno mismo supone un ejercicio de autopsia y disección de lo que consideras como propio y aquello que observas como prestado. He de reconocer que tengo muchas cosas de mi padre en mi manera de concebir el trabajo, principalmente el código deontológico que actúa en la toma de decisiones al respecto y la idea de lo que significa en relación a mi valoración personal de la felicidad. En fin….