El factor padre
A partir de una reseña en Tendencias 21 llego hasta The father factor, libro de un psicólogo estadounidense que plantea la importancia de la figura paterna en el desarrollo del mapa mental que sobre el trabajo tienen las personas. Esto significaría que las actitudes profesionales que rigen nuestra vida laboral estarían marcadas por el aprendizaje que sobre el tema adquirimos de nuestro padre puesto que en la distribución simbólica por género de acciones y roles es en esta figura donde se deposita todo aquello vinculado al desarrollo profesional.
El padre bomba de relojería: El estado permanente de alerta en el que se encuentran los hijos de un padre siempre a punto de estallar desarrolla una capacidad de observación y análisis de los demás pero con la base del temor y la inseguridad, lo cual actúa en detrimento de lo positivo que pudiera tener dicha capacidad de empatía en el terreno de las relaciones humanas (recursos humanos).
El padre pasivo: La pasividad genera incapacidad de adaptación en cuanto supone la anulación o suspensión permanente de las necesidades personales. En todo tipo de relación (incluidas las de trabajo) una respuesta pasiva ante un conflicto supone que para el que mantiene esa respuesta prevalece el mantenimiento de la relación por encima de la satisfacción personal de los intereses propios pero a la larga esto no genera sino frustración y acumulación de “deudas a cobrar”.
El padre ausente: La ausencia de la figura paterna hace difícil el posterior reconocimiento de la autoridad masculina (jefes) en otros ambientes y la propia configuración de la identidad personal con respecto al lado masculino.
El padre mentor/clemente: Con un padre de este tipo el futuro adulto se siente respaldado en sus decisiones, consciente de los fallos y los riesgos pero con el suficiente coraje como para emprender un proyecto. El riesgo y desafío en este caso es no generar cierta dependencia en el consejo en momentos de incertidumbre.
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