Estupor y temblores
Acabo de terminar de un tirón el libro de Amèlie Nothomb acerca de su experiencia en una empresa japonesa que me dejó tochismochis, pensando que me gustaría. Acertó una vez más. Por cierto, me parece que ya he dejado escrita en alguna ocasión mi admiración y devoción por la cultura del Sol Naciente y todo lo que de algún modo se relaciona con ella
Los sistemas más autoritarios suscitan, en las naciones en los que se aplican, los casos más sorprendentes de desviaciones – y por eso mismo, una relativa tolerancia respecto a las excentricidades humanas más apabullantes. No sabemos lo que es un excéntrico hasta que conocemos a un excéntrico japonés. Japón es un país que sabe lo que significa “volverse loco”
En mi eterna contemplación de la cultura como elemento configurador de las relaciones humanas no deja de sorprenderme el poder de la misma. El ser humano como entidad bio-psico-social está sometido a su ambiente y a través de él se relaciona con los límites más sensibles de su cerebro y de su percepción del mundo.
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